En este proceso que es tan mío, he aprendido que existen muchas personas tratando de salir adelante junto a mi.
Quizás me resulte difícil recordar lo que cada una de ellas ha significado, pero lo que si estoy segura de que aquí han estado una y otra vez para mí.
A mi vieja, que a pesar de luchar con sus culpas ha alentado cada mejoría y me ha acompañado en cada crisis, dejando de lado sus miedos y su enorme dolor.
A mi viejo, que aunque no se muestre, se que ahí esta para cuando las fuerzas me fallan y para darme siempre el consejo adecuado.
A mis hermanos, que de diferente manera se enfrentaron con mi historia, tan cercana pero a la vez tan desconocida por ellos. Hablando, callando, cada uno por su lado pero a la vez tan juntos a mi dolor como hermanos.
A mis amigas, Este y Lau, dos incondicionales en mi proceso, dándome ánimo y haciéndome ver cada día un día mejor, preguntando, escuchando, y por sobre todo tolerando mis malhumorados ratos y mis inconstantes idas y vueltas.
A mi amigo Alf, compañero de mis noches sin sueño, a lo lejos, tan amigo y tan sincero. Capaz de reconocerme en un mal día, y de decirme las cosas que nadie me ha dicho.
A mi Chilenita querida, Almendra, esa personita que me propuso crear mi blog y luchar juntas esta batalla que solas nos resulta casi imposible hacerlo. A la que siempre recuerdo por su fortaleza y sus ganas de salir adelante.
A mi terapeuta, Ana, que logra sacar de mi lo que me ha hecho tanto daño y me hace pensar en el futuro sin miedos que siempre he soñado.
A quien comparte ahora mis sueños, y me ha enseñado a confiar en los sentimientos, y amar sin miedos, que te has lanzado en este viaje junto a mi, que me haces reír y festejar cada instante que estas a mi lado.
A cada una de las personas que me acompañan en este proceso, Anita, Mary, Ric, que siempre están ahí para tenderme la mano y ayudarme a levantar una y otra vez.
A todos ellos un agradecimiento infinito, por confiar en mi sanación y por querer verme simplemente feliz…
Quizás me resulte difícil recordar lo que cada una de ellas ha significado, pero lo que si estoy segura de que aquí han estado una y otra vez para mí.
A mi vieja, que a pesar de luchar con sus culpas ha alentado cada mejoría y me ha acompañado en cada crisis, dejando de lado sus miedos y su enorme dolor.
A mi viejo, que aunque no se muestre, se que ahí esta para cuando las fuerzas me fallan y para darme siempre el consejo adecuado.
A mis hermanos, que de diferente manera se enfrentaron con mi historia, tan cercana pero a la vez tan desconocida por ellos. Hablando, callando, cada uno por su lado pero a la vez tan juntos a mi dolor como hermanos.
A mis amigas, Este y Lau, dos incondicionales en mi proceso, dándome ánimo y haciéndome ver cada día un día mejor, preguntando, escuchando, y por sobre todo tolerando mis malhumorados ratos y mis inconstantes idas y vueltas.
A mi amigo Alf, compañero de mis noches sin sueño, a lo lejos, tan amigo y tan sincero. Capaz de reconocerme en un mal día, y de decirme las cosas que nadie me ha dicho.
A mi Chilenita querida, Almendra, esa personita que me propuso crear mi blog y luchar juntas esta batalla que solas nos resulta casi imposible hacerlo. A la que siempre recuerdo por su fortaleza y sus ganas de salir adelante.
A mi terapeuta, Ana, que logra sacar de mi lo que me ha hecho tanto daño y me hace pensar en el futuro sin miedos que siempre he soñado.
A quien comparte ahora mis sueños, y me ha enseñado a confiar en los sentimientos, y amar sin miedos, que te has lanzado en este viaje junto a mi, que me haces reír y festejar cada instante que estas a mi lado.
A cada una de las personas que me acompañan en este proceso, Anita, Mary, Ric, que siempre están ahí para tenderme la mano y ayudarme a levantar una y otra vez.
A todos ellos un agradecimiento infinito, por confiar en mi sanación y por querer verme simplemente feliz…